16 marzo, 2008

SUPER CARLOS

A finales de este mes, mi hermano Migueltxo va a cumplir los 17. Uf, qué rápido ha crecido. Sé que le veré toda la vida como el chiquitín, pero tiene los mismos años que Carlos de Habsburgo, cuando se murió su abuelo y se convirtió en Carlos I de España.

Carlos fue algo así como la versión pija de mi hermano: en vez de ir al insti, jugar a fútbol, intentar aprobar ingles y salir con los amigos el sábado, Carlos tenía profesores particulares, montaba a caballo y jugaba con espadas. No se preocupó por estudiar inglés, pero el español, lo llevaba fatal. El tema de de salir lo tenía mejor porque a mi hermano le obligan a estar en casa a las 11, y seguro que Juana, la madre de Carlos, nunca le pidió que volviera antes de tal hora.

Eso sí, Juana necesitaba un psicólogo porque los muchachos del barrio y el resto de la humanidad la llamaban loca, pero como a principios del siglo XVI no había ni psicólogos ni prozac, la encerraron en un convento. Con este panorama el abuelo de Carlos le nombró en su testamento regente de la herencia de su madre, que básicamente eran los reinos de Aragón, Castilla, Nápoles, Sicilia, Cerdeña el norte de África y una buena parte de América. Casi nada.

De sus abuelos paternos, heredó Países Bajos, media Francia, los Estados de la Casa de Austria y derechos para gobernar el Imperio Germánico y el Norte de Italia. Esto también fue de chiripa, por rebotes de herencias, porque nadie había pensado en él para hacerle rey.

Mi hermano aspira a una Wii este año, nos pedirá el carnet de conducir el año que viene y por pedir que no quede, un coche para los 19.

Carlos se vino a España –sin saber Español- a los 17 para hacerse cargo del gobierno de medio mundo, y aunque no sé qué pidió a los 18, a los 19 se presentó a la Dieta de Frankfurt y dijo que era el tipo mejor preparado de Europa para ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (lo que hoy sería toda Alemania, Austria y casi toda Europa del Este). Con un par.

Confieso que al empezar a estudiar a Carlos I de España (V en Alemania), me cayó un poco mal. Le vino todo hecho por herencia y se convirtió en el tío más poderoso del mundo sin mover un dedo. Con este plan, lo lógico sería que hubiera metido la pata en algún momento, y más con todos los marrones que le cayeron encima.

A los nobles de Castilla no les hizo ninguna gracia que llegara un tipo extranjero y se trajera a la mitad de la corte de fuera. Se sintieron despreciados y desplazados, lo que en realidad quiere decir: a puntito de liarla. Además, se le rebelaron los comuneros en Castilla y las germanías en Valencia.

Fuera de España, los Franceses practicaron contra Carlos eso que para ellos ha sido de toda la vida, el deporte nacional: Euro-tocapeloting. Primero pelearon por Milán, después por Nápoles... Hay que recordar que Francisco I de Francia también optó a ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y cual dama de honor de Miss Universo, se le quedó la espinita de que no le eligieran a él, así que se tiró todo su reinado guerreando contra Carlos.

Por si fuera poco, cuando llegó al poder, los turcos amenazaban Europa Central (¡llegaron hasta Viena!) y apareció en Alemania un tipo llamado Lutero, que la armó bien gorda.

Carlos I gobernó medio mundo en un tiempo en el que no había teléfonos ni blacberris, y dejó bien clarito que esta tarea nunca le vino grande. Ya quisiera Hollywood un personaje así para una trilogía: aplacó a los rebeldes de la Península, venció a los franceses, frenó a los turcos y puso de su lado a las élites de Castilla y Aragón.

El problema de Lutero y los protestantes fue el único que se le resistió. Carlos intentó convencer a Roma de que no era tan horrible que los curas se casaran y que se pudiera dar la misa en lenguas locales en vez de Latín, pero aquí el Vaticano se impuso..

Migueltxo, sé que no te van a caer nunca este tipo de marrones, pero aunque tú también seas un fuera de serie, espero que te haya quedado claro que con el profe de religión tienes poco que argumentar. Por otra parte, no estaría mal que aprendieras un poco de alemán y ciertas nociones de cómo funciona un gobierno. Nunca se sabe.

¡MUCHAS FELICIDADES BICHO!