16 agosto, 2007

"Viam Agnoscere Veritatis", para mongoles

No he podido menos que echarme a reir, mientras estudio el desarrollo del Imperio Mongol, en el siglo XIII. Como en otras ocasiones que me he visto a carcajada limpia toda sola en mi mesa, culpa del Vaticano.

Situándonos… año 1248 de nuestra era, el Imperio Mongol se ha convertido en uno de los más grandes dominios de la historia. Desde China hasta el Adriático, se dice pronto. Y su mayor mérito es que los Mongoles eran nómadas, o sea, en teoría ¡mucho más retrasados que los pueblos que acaban de conquistar! El miedo, el desconocimiento y la absoluta desorganización de los pueblos conquistados han ayudado bastante.

Ahora, tras la muerte de Gengis Khan, en 1226, el Imperio se sigue extendiendo. El Imperio comprende kilómetros y kilómetros y pueblos muy diferentes. Las claves del mantenimiento son el potentísimo aparato militar (son nómadas, así que pueden estar sitiando una ciudad durante meses, qué más da acampar en un sitio que otro), y su servicio de correos. En el amasijo de culturas que gobiernan, la religión es una de sus preocupaciones más ínfimas, y si se declaran “tolerantes” con todas las religiones, la realidad es que simplemente “pasan“.

Y ahora viene, cómo no el Papa, Inocencio IV y ve miles, millones de personas bajo el mando de un único poder. En este momento el Papa está un poco subidito cual Sauron encargando anillos, porque ya tiene bastante poder político en los estados pontificios y su influencia sobre las monarquías europeas (que muchas veces se legitiman sobre Dios), es indiscutible. Cobra rentas de sus dominios y parte de lo que recauda cada iglesia o parroquia, además de las donaciones para cruzadas, bulas etc etc. Por si fuera poco, las órdenes mendicantes (Dominicos y Franciscanos), se han lanzado a labores misioneras en esas tierras del este, lo que podría llamarse trabajar de gratis para el Vaticano, e intentan cristianizar lo incristianizable.

La gran ocurrencia del Papa en este momento es enviar un embajador a Karakorum, a hablar con el Gran Khan y mandarle la epístola “Viam Agnoscere Veritatis”, que básicamente ofrece al Khan descubrir la verdad de Dios y sucumbir a los encantos del cristianismo, entre ellos, la autoridad del Papa y el pago de rentas y donaciones al Vaticano.

Me imagino a este tipo Mongol, que desde que nació ha estado luchando por ampliar territorios y someter a más pueblos, que ha aprendido que la autoridad máxima sobre todas las cosas es el Khan, va y cuando llega a ser Khan, un tipo de ojos redondos le dice que lo que de verdad mola es que un tal Inocencio le diga lo que hay que hacer y cómo hacerlo. ¿Habría levantado una ceja?

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