21 agosto, 2007

HEREJES!


Siempre me han fascinado esos personajes de la historia que mueren por una idea.

Están los mártires cristianos, que como son santos, las monjas del cole tuvieron a bien inculcarnos su ejemplo. Aún tengo pesadillas. Luego están los mártires de otras religiones (que según las monjas estaban pirados), después los que se mueren cuando inventan el propulsor-volador (sobre estos no voy a comentar nada) y por último, los Herejes.

A partir de aquí, los Herejes se pueden clasificar en varios subgrupos:

Grupo 1, los que desde sus tumbas pueden decir “te lo dije” como Galileo o Miguel Servet (para los despistados de la sala, uno dijo que el sol no da vueltas alrededor de la tierra y el otro fue a la hoguera por decir que la sangre circulaba). Este grupo en realidad mola bastante porque nos acordamos de ellos y nos sentimos fatal -o echamos la culpa al Vaticano y nos sentimos un poco mejor.

Grupo 2 es el de los herejes que todavía tienen club de fans, como Lutero. Este mola aún más porque tienen iglesias y les dedican canciones.

El Grupo 3 es el más triste de todos, porque ni les recordamos ni nadie les va a pedir perdón por haber sido tan bestias con ellos. Como representantes del grupo 3 me gustaría hacer unas cuantas menciones especiales:

Pelagio-----
No se sabe mucho de él, pero vivió en Roma y la montó por decir que los bebés nacen sin pecado -y así el bautismo era un paripé. Inocencio I (es curioso que ya llevo dos blogs con papas Inocencios de prota) le excomulgó porque en el bautismo no sólo se lavan los pecados de los bebés, sino que además los bebés reciben la gracia de Dios y sin esta gracia es imposible esperar que sean buenas personas cuando crezcan.
Ahora entiendo por qué nos hemos cargado a todos los Indios, muchos Moros, parte de los Judíos y tantisimas focas.

Donato----------
Este curita del siglo III pensaba que para administrar sacramentos, los sacerdotes tenían que vivir siendo hombres buenos sin cometer pecados. Esto también implicaba estar lejos del poder político y los lujos.
Le excomulgaron, y hasta San Agustín lo puso verde, pero no llegaron a quemarle ¡Habrase visto!

Dulcino---------
Me da mucha pena. En realidad fue lo que se llama un “fruto de su tiempo“. Nació en el 1250, cuando la iglesia llevaba ya más de dos siglos diciendo que había que ir a las cruzadas y mandar mucha pasta al Papa porque el mundo se iba a acabar. El pobre se lo creyó y como no tenía nada para mandar al papa ni posibilidad de ir a las cruzadas, se refugió con su cuchipandi en un fortín italiano, a esperar el fin del mundo como los de Waco. No se llegaron a suicidar como esos piraos yanquis (vease Grupo 4: piraos, del todo piraos), pero como el mundo no se acababa y les entró hambre, les dio por saquear a los pueblos cercanos, así que sus vecinos se enfadaron un poco y les quemaron vivos.

Prisciliano ------
Mi favorito. Fue acusado de Hereje por pedir a la Iglesia que se tomara en serio lo del voto de pobreza, por condenar la esclavitud y por hacer que las mujeres participasen en la misa (dejándoles entrar al templo, nada más). Prisciliano tuvo bastante éxito por las plazas de Hispania del siglo IV, pero ni el emperador ni el papa (Inocencio otra vez) eran fans, así que decapitaron a Prisciliano y desterraron a sus seguidores.

Quiero cerrar este blog diciendo que sé que he simplificado estas historias hasta el infinito, y que si me parara a pensar en la Trinidad, la naturaleza y entidad de Dios y el sentido de la riqueza en el hombre en serio, no sería tan irreverente. También confieso que encontraría mucho más sentido a eso de matar Herejes después de dos o tres copas con una cuadrilla de Latin Kings.

Una cosa más: me gustaría dedicarlo a Ayma, que lleva meses tratando de apostatar sin que el Arzobispado de Madrid le deje hacerlo. Espero que entre estas líneas encuentre inspiración. Quizás consiga que la excomulguen. (Pero por favor, no digas nada de las mujeres, ni de los bebés, ni de los esclavos, ¡que no veas cómo se ponen!).





16 agosto, 2007

"Viam Agnoscere Veritatis", para mongoles

No he podido menos que echarme a reir, mientras estudio el desarrollo del Imperio Mongol, en el siglo XIII. Como en otras ocasiones que me he visto a carcajada limpia toda sola en mi mesa, culpa del Vaticano.

Situándonos… año 1248 de nuestra era, el Imperio Mongol se ha convertido en uno de los más grandes dominios de la historia. Desde China hasta el Adriático, se dice pronto. Y su mayor mérito es que los Mongoles eran nómadas, o sea, en teoría ¡mucho más retrasados que los pueblos que acaban de conquistar! El miedo, el desconocimiento y la absoluta desorganización de los pueblos conquistados han ayudado bastante.

Ahora, tras la muerte de Gengis Khan, en 1226, el Imperio se sigue extendiendo. El Imperio comprende kilómetros y kilómetros y pueblos muy diferentes. Las claves del mantenimiento son el potentísimo aparato militar (son nómadas, así que pueden estar sitiando una ciudad durante meses, qué más da acampar en un sitio que otro), y su servicio de correos. En el amasijo de culturas que gobiernan, la religión es una de sus preocupaciones más ínfimas, y si se declaran “tolerantes” con todas las religiones, la realidad es que simplemente “pasan“.

Y ahora viene, cómo no el Papa, Inocencio IV y ve miles, millones de personas bajo el mando de un único poder. En este momento el Papa está un poco subidito cual Sauron encargando anillos, porque ya tiene bastante poder político en los estados pontificios y su influencia sobre las monarquías europeas (que muchas veces se legitiman sobre Dios), es indiscutible. Cobra rentas de sus dominios y parte de lo que recauda cada iglesia o parroquia, además de las donaciones para cruzadas, bulas etc etc. Por si fuera poco, las órdenes mendicantes (Dominicos y Franciscanos), se han lanzado a labores misioneras en esas tierras del este, lo que podría llamarse trabajar de gratis para el Vaticano, e intentan cristianizar lo incristianizable.

La gran ocurrencia del Papa en este momento es enviar un embajador a Karakorum, a hablar con el Gran Khan y mandarle la epístola “Viam Agnoscere Veritatis”, que básicamente ofrece al Khan descubrir la verdad de Dios y sucumbir a los encantos del cristianismo, entre ellos, la autoridad del Papa y el pago de rentas y donaciones al Vaticano.

Me imagino a este tipo Mongol, que desde que nació ha estado luchando por ampliar territorios y someter a más pueblos, que ha aprendido que la autoridad máxima sobre todas las cosas es el Khan, va y cuando llega a ser Khan, un tipo de ojos redondos le dice que lo que de verdad mola es que un tal Inocencio le diga lo que hay que hacer y cómo hacerlo. ¿Habría levantado una ceja?

HONORIA, rebelde porque el mundo le hizo así

Hay un refrán alemán que dice “niños pequeños, pequeños problemas, niños grandes, grandes problemas”. La historia de Honoria, hija del emperador romano Valentiniano, va muy bien para ilustrar el segundo caso.

Justa Grata Honoria nació en el 419 dC, diez años después del primer gran saqueo de Roma de Alarico (que se lió una buena… bárbaros entrando en la capital!). El Imperio Romano de Occidente llevaba poco más de 20 años de historia y no ganaba para disgustos.

La madre de Honoria, Gala Placidia, se merece un blog aparte. Para dar un par de pinceladas, fue secuestrada durante el saqueo de Alarico y acabó enamorada de Ataulfo, el heredero godo. Como rey godo que se precie, Ataulfo tiene una estatua en la Plaza de Oriente de Madrid. No sé en qué modelo se habría basado el escultor, pero parece que estaba bastante bueno… bueno, que me lío, que después de que asesinaran a los hijos que tuvo con Ataulfo y salvarse ella por los pelos, Gala Placidia volvió a Roma, donde su encantadores parientes le hicieron casi tantas barbaridades como sus cuñados bárbaros.

En este ambiente familiar, es de cajón que la niña Honoria acabara un poquito tocada. Tampoco ayudó su proceso de educación como casta devota en Constantinopla. Estaba bastante salida. Si su vida entre rezos y contemplación ya le generaba cierta mala leche, su cabreo se hizo monumental cuando le prometieron a un tipo llamado Constancio, que estaba muy bien situado en Roma, pero no era su tipo.

En el apogeo de su pataleta, Honoria encontró un plan para vengarse de su familia: uhmm… ¿no hay un tal Atila por ahí que está mosqueando a Roma? La niñita rebelde pidió ayuda en una carta al rey de los Hunos en la que uuups, también metió un anillo, prometiéndole así ser su esposa y nada más y nada menos que ¡¡¡la mitad del Imperio Romano!!!

Cuando su hermano el emperador Valentiniano III se la montó -debió de montarse muy gorda- Honoria le dijo que no... que Atila le había entendido mal y no le había ofrecido matrimonio... que lo del anillo fue sin querer… en fin, no me hubiera gustado ser la Supernanny dando consejos en esa escena. Su madre, Gala Placidia intercedió por ella para que su hermano no la matase -a diferencia de muchas broncas familiares, esto iba en serio- y sólo la mandó al exilio.

El tema no acabó ahí, porque Atila, dos años después de este incidente seguía erre que erre reclamando la mano de su prometida y su parte del Imperio y llegó hasta la misma puerta de Roma. No llegó a entrar y no se sabe muy bien por qué, pero como diría Michael Ende, esto ya es otra historia.

15 agosto, 2007

CORAZÓN DE LEÓN?

No puedo reprimirme. Mientras estudio para septiembre, acabo de encontrarme con Ricardo I de Inglaterra y le he escuchado decir "Si hubiera encontrado un comprador para Londres lo hubiera vendido. Hace frio y llueve mucho". Este tipo se merece un blog.

Siempre he pensado en él como ese rey noble que sale en Robin Hood mientras su terrible hermano Juan cobra impuestos a los pobres hombres felices del bosque. Hoy me he dado cuenta de algo: no sale en toda la peli. Antes no le había dado importancia, pero acabo de enterarme que no es que el rodaje le pillara fuera, sino que en los 10 años que estuvo reinado la vieja Albion (1189-1199) ¡tan sólo pasó 6 meses en Inglaterra! Nada, que al tipo le encantaba guerrear y se tiró casi todo su reinado en las cruzadas. Ha de decirse que las cruzadas eran bastante caras y por eso su hermano tenía que recaudar impuestos.

Su nombre de Corazón de León, parece que hacía más referencia a su pelo -melena rubia al viento- que al órgano en sí. ¿Por qué le quieren tanto los ingleses? Este tipo ni siquiera hablaba inglés ya que su familia y gran parte de su corte era francesa, y él mismo fue educado en Francia. Se enfrentó con su padre para ser rey de los ingleses y cuando lo consiguió ¡práticamente pasó de su pueblo!

Cuando atravesó toda Europa para echar a Saladino de Jerusalén (era la 3ª cruzada), Saladino le ofreció pactar antes de liarse a tirar flechas: Mira, yo dejo que los cristianos peregrinéis a Jerusalén, dejamos la ciudad abierta y os cedo un paso desde el mar hasta la ciudad para que no tengáis problemas. Pero Ricardito (llamemosle el primer hooligan) tenia ganas de liarse a mamporros y ahí estuvo, dale que dale hasta que su ejército no pudo más y terminaron por contar a la cristiandad que bueno, conquistar, lo que se dice conquistar no habían podido porque los moros eran muchos y muy malos, pero que gracias a la dura lucha y sacrificio del ejército que guió Ricardito, Jerusalén podía ser visitada a través de un paso desde el mar.

Su vida personal tampoco fue modélica. Se casó con Berenguela de Navarra en Chipre. Puede sonar muy romántico, pero es que fue el único trozo de tierra que conquistó mientras intentaba llegar a Jerusalén. A "la Bere" la había visto una vez, dos años antes, y pidió que la llevasen hasta Chipre para casarse. "La Bere" estaba super enamorada, pero aún no está claro si llegaron a consumar, porque al parecer a Ricardito le iban más los soldaditos. Apenas estuvieron juntos un año, y no volvieron a verse más. Y eso a pesar de que a la vuelta de las cruzadas, Ricardito estuvo preso del emperador germánico y la "Bere" se tiró meses en Francia intentando juntar el dinero para pagar el rescate. Al final el rey Francés le hizo condesa de Maine y le dio el señorio de Le Mans para poder vivir. Aparte de darle un poco de pena, Francia iba a necesitar ayuda de Navarra y tenía que caer bien a la familia.

La muerte de Ricardo nos explica por qué durante siglos, los trovadores le cantaron como un hombre noble y justo. El trágico acontecimiento tuvo lugar tras su liberación, en Inglaterra, mientas estaba entrenando a sus soldaditos para volverse a la guerra. Ricardito miraba a sus tiernos infantes mientras practicaban el tiro con arco y una de las flechas fue a parar a su hombro, se gangrenó y Ricardito murió. El autor del disparo había sido un niño. Cuando llevaron a la criatura ante el rey herido, el crio dijo que lo había hecho por venganza, porque el rey había matado a su padre y a dos de sus hermanos. Ricardito, a las puertas de encontrarse con San Pedro perdonó al crio.

Queda claro que se trata de la historia del tipo chungo que hace una cosa buena antes de morir y queda redimido. Lo hemos visto en Darth Vader de "La Guerra de las Galaxias" y en tantas otras. Ricardo I perdonó a un niño, pero mató a 2700 prisioneros musulmanes porque le molestaban para avanzar hacia Jerusalén, en las negociaciones para acabar la guerra contra Saladino ofreció a su hermana como esposa al moncarca sarraceno, y dicen que cuando estuvo enfermo de escorbuto, pasaba el tiempo matando guardias con su ballesta desde una camilla.

Por si queréis saber cómo acaba de verdad su historia, cuando la gangrena terminó por matarle, los capitanes de Ricardito apresaron al niño lo despellejaron vivo y lo colgaron. Qué majos. Los finales de Hollywood siempre nos han gustado. Eso sí, si a los ingleses les cae bien su rey, "todo pa'ellos".