26 septiembre, 2007

PRIMOS LEJANOS

Después del parón de los exámenes y antes de abordar la Historia Moderna (Medieval superada con honores, ole, ole!), aprovecho para tratar un tema que quienes me conocen saben que me apasiona: los Neandertales.

Más o menos son como los primos de nuestros abuelos: tenemos antepasados comunes, pero ni idea de qué ha sido de ellos y de sus hijos.

En nuestra evolución desde el Australopitecus hasta el Homo Sapiens, el tamaño del cráneo se iba agrandando en cada nuevo paso. El del Neandertal llegó a casi 1800 cc de capacidad en el 150 000 aC. Nosotros aparecimos 50 000 años más tarde que ellos, ¡con casi un tercio menos de cerebro!

Los restos que tenemos hasta ahora nos confirman que desaparecieron de su último reducto (¡en Asturias!) hacia el 29 000 aC, y nadie sabe por qué. Lo bueno de la prehistoria es que admite todo tipo de teorias. Hasta que no se invente la máquina del tiempo, la sensación al estudiarla es la de ver un capítulo de CSI sin final: Si los Neandertales tenían más cerebro, serían más inteligentes que nosotros. Quizás podían mover cosas con la mente, o comunicarse por telepatía como se le ocurrió a Jean M. Audel al escribir "El Clan Del Oso Cavernario". Quizás se fueron con los extraterrestres o eran extraterrestres como sugiere J.J. Benítez. Quizás eran tipos inteligentes con falta de litio y decidieron suicidarse en masa. Quizás tener más cerebro no es tan bueno después de todo. ¿Y la gripe aviar? ¿Y el mal de las vacas locas?... Quién sabe.

Hoy por hoy, está aceptado que las leyendas tienen cierta base cuando menos, probable, y está comprobado que los Neandertales convivieron con nosotros, los Homo Sapiens. Si es así, no veo por qué no podríamos concebir una especie de Shreck Neandertal que inspirara las historias de Ogros, Big-foots y Basajaunes: tipos toscos bastante bestias que, apartados en los montes y con preferencia por climas fríos, atemorizaban ocasionalmente a las tribus de Sapiens.

Quizás nunca inventemos una máquina del tiempo, pero la arqueología está dándonos nuevas noticias a diario. Acabamos de confirmar que tenemos otros primos "Hobbits", recién descubiertos en la Isla de Flores, en Indonesia. Aunque sea en un artículo pequeñito entre los resultados de petanca regional, espero noticias de la familia.

06 septiembre, 2007

LOS MÁS BESTIAS DEL MUNDO

Releyendo los cómics de Asterix, en los que un par de avispados dibujantes/escritores franceses fantaseaban con las aventuras de una pequeña aldea gala resistiendo contra todo el Imperio Romano, quiero reivindicar la historia de nuestros Almogávares, provenientes de una pequeña región de los Pirineos, que además de resistir y vencer a los invasores árabes, acabaron desbarajustando media Europa en los siglos XIII y XIV.


El término Almogávar es un palabro morisco, cuya traducción aproximada es "esos gamberros que nos tocan las narices". Fundamentalmente eran pastores de Navarra, Aragón y Cataluña, que se dieron cuenta de que les iba mejor atacando -y saqueando- moritos que cuidando ovejas.


Los Almogávares tuvieron una carrera meteórica en el siglo XIII. Ganaron tanta fama en el reino de Aragón, que el rey Jaime I les contrató para recuperar Valencia en la reconquista. Lo consiguieron, pero la ansiada paz sólo llegó cuando Jaime I, después de ganar la batalla, apartó de sus tropas a estos pastores camorristas.


Su destino -y el dinero de Jaime I- les llevó en un primer momento a Sicilia. Allá la dinastía francesa de los Anjou pretendía reinar con ayuda del Papa, pero a los Sicilianos, como a casi toda Europa, no les gustaban los gabachos.

Esto lo aprovechó el hermano del rey de Aragón, Federico, que como pariente de la anterior dinastía (impronunciables Hohenstaufen) reclamó sus derechos sobre el trono de Sicilia. Con ayuda de los Almogávares, Federico expulsó a los Anjou en el 1302 y se proclamó rey.

Muy pocas veces se cuenta el "qué pasó después" de las batallas, y no quiero ni pensar los líos que tendrían en una isla tan pequeña con 2500 bestias como los Almogávares, más mujeres, más hijos (unos 7000 en total). Federico de Sicilia sí lo pensó, y encontró la solución cuando en 1304, el emperador Andrónico II de Constantinopla pidió ayuda contra los turcos.

Para dirigir a los Almogávares rumbo a Bizancio, se contrató al templario Roger de Flor (que como podéis leer en un blog anterior, en esos años podría sentir ya las brasas en sus pies) y al grito de "Desperta Ferro!" los Almogávares vencieron a 13,000 turcos y otros 3,000 genoveses. Estos datos documentan que cada Almogavar podía por lo menos con 6,4 oponentes. No está nada mal.

El problema vino cuando en agradecimiento, el Emperador de Bizancio otorgó el título de Megadux a Roger de Flor y le prometió a una de las damas de la corte de Constantinopla. Esto no les hizo gracia a otros cortesanos bizantinos, entre ellos el hijo del emperador, así que mataron a Roger de Flor, suponiendo que los Almogavares se sentirían indefensos sin su líder.


Nada más lejos de la realidad. Aquellos pastorcillos de los Pirineos, no sólo no se sintieron amedrentados, sino que su furia les llevó a conquistar y saquear todo lo que encontraron en su camino. Lo llamaron la "Venganza Catalana".

Al final se encontraron con el ejército de Bizancio, que quiso hacer algo para frenar tanto gamberrismo, pero 26,000 bizantinos y 8,700 mercenarios alanos no pudieron hacer nada: según mis cálculos, los Almogávares vencieron a 13,8 oponentes cada uno.


No me explico cómo a estas alturas, muy poca gente se acuerda de que gracias a estos pastores aventureros, Atenas, la cuna de la democracia, la gloriosa patria de Pericles, la Acrópolis y hasta los escupideros del Partenón fueron de la Corona de Aragón durante casi un siglo, y hoy todavía, el Rey de España es Duque de Atenas y Neopatria.

Y todo esto, sin poción mágica. Larga vida a los Almogávares.

05 septiembre, 2007

MALDITOS BANCOS

A propósito de la crisis bancaria de la que se habla estos días, por la que nos van a subir los tipos de interés, nos van a pedir más avales y probablemente nunca jamás den un crédito a un mileurista periodista, me vienen a la cabeza ciertas imágenes de lo que hizo Felipe IV con sus acreedores, los Templarios.

Después de luchar en las cruzadas, estos monjes guerreantes lo tenían tan bien montado que decidieron meterse en lo que realmente les iba a sacar de pobres: ser banqueros, y a ser posible, de los tipos más ricos. En ese momento, Francia era el TOP 1 del Forbes. Su rey, Felipe IV (también Felipe I de Navarra) contra todo pronóstico no pudo devolver el dinero que le habían prestado los Templarios, y un poco harto de lo pesaditos que eran, optó por quitárselos de encima. Es lo que tiene ser rey, que puedes hacer lo que te da la gana.

Comenzó por hacer circular rumores de que blasfemaban, abusaban serrrsssualmente de los miembros más jóvenes, y adoraban al diablo. Coincidió que justo entonces los papas de Roma estaban promoviendo la Inquisición. Por un simple A+B, Templarios a la hoguera, y nos olvidamos de las deudas y el euribor.

Se dice que el Gran Maestre de la Orden, Jacques de Molay, maldijo a Felipe IV y a sus generaciones venideras mientras sus entrañas se chamuscaban, allá por 1314. Es probable que a Felipe IV esta maldición se la soplara bastante, más cuando recibió parte de la pasta de los Templarios, pero los años acabaron por cobrase sus deudas, con bastantes intereses. Tomo por ejemplo lo qué fue de sus hijos:

-A su primogenito le envenenaron poco después de que ardiese el último templario

-Su segundo y tercer hijo, muerte prematura

-Su cuarto hijo, asesinado

-Su quinta hija, Isabel “La Loba”, se casó con el rey de Inglaterra, Eduardo II. El tema no funcionó (ella era guapísima, pero a él las mujeres le daban repelús), así que Isabelita se buscó un rollito con Roger Mortimer y le metió una espada al rojo por el recto a su marido. Su hijo, Eduardo III se mosqueó bastante y ordenó matar al amante de su madre. Isabel terminó sus días en un convento. Pobre maldita monja.

-Sus otros dos hijos murieron uno detrás de otro, en cuanto se pusieron la corona.


Felipe IV murió en un accidente de caza, y Enrique III de Inglaterra, hijo de Isabelita, reclamó el trono francés. Esto desencadenó la guerra de los 100 años, y a los 98, Inglaterra ya la había perdido.

Para no repetir los errores del pasado, recordemos: por muy horribles que se pongan las cosas para los bancos, debemos ser prudentes porque nunca, nunca, nunca nos libraremos de ellos. Ahora bien, si son los americanos los que se ocupan de las cerillas…

AKHENATON

Entre el 1352 y el 1337 aC, mientras por las tierras Europeas vivíamos en un estado bastante atrasado -esto es antes de que los griegos empezasen a hacer columnas dóricas- Egipto nos llevaba mucha ventaja. Su lista de reyes (que para que nos hagamos una idea empieza más o menos hacia el 3000 ac), iba ya por la dinastia XVIII.

Amenhotep IV no habia sido educado para ser faraón. Le hubiera correspondido a su hermano, pero ironías de la vida, se murió casi a la vez que su padre. Amenhotep era un tipo afeminado, interesado en la poesía y sobreprotegido por su madre, Tiyi. Si habéis visto relieves de un faraón escuálido, con una enorme nariz y los ojos super alargados, seguro que se trataba de Amenhotep IV: fue el único faraón que se quiso representar de forma natural, y no con la pose habitual de los faraones porque-yo-lo-valgo. Además, fue el único que retrató a su familia con una actitud más entrañable, rodeados de florecitas, los niños jugando… y a su madre con una buena mala leche.

El caso es que se le ocurrió que todo el pueblo egipcio tendría que adorar a un dios sobre todo el resto, y este era Aton, el disco solar. Tradicionalmente se le ha considerado un idealista sensibilero, pero con todo este lío del nuevo dios, se quitó de un plumazo al clero tradicional y pudo elegir a los nuevos sacerdotes, que entiendo que estarían super agradecidos y super dispuestos a hacer lo que el faraón dijera.


Fue mucho más lejos: cambió su nombre a Akhenaton, construyó una nueva ciudad para el Dios: Akhetaton, mandó construir monumentos, estatuas y relieves y escribió poesías a este dios que llegaba por igual a ricos y pobres, a jóvenes y ancianos… Podría pensarse que después de siglos de dioses clasistas, las masas deberían haber abrazado esta fe al minuto, pero no fue así. Supongo que a nadie le haría gracia renovar el altar del salón y traicionar a la Santa Rita y el San Antonio de entonces.

Está confirmado que entre otras, se casó con Nefertiti de la que todo el mundo recuerda el busto porque era muy mona (por cierto, el famoso busto está en Berlin, otro día comento el dato) aunque que todavía no se sabe si era una noble local, una prima suya, o una princesa mitannia como estaba de moda allí por entonces.

Cuando murió Akhenaton se hizo un lío del quince. Primero reinó Nefertiti, pero con el nombre artístico-real de Anjjeperura-Semenjkara, y luego heredó la corona un hijo de Akhenatón y su tercera esposa, que se casó con una hija de su padre y Nefertiti. Sí, una medio hermana, muy fuerte para nuestros oídos, pero como sólo tenían 10 años, no abrían llegado a más que pasear de la mano, digo yo.

El caso es que a este pobre crío, los sacerdotes de Amon, bastante cabreados por haber sido dejados de lado, se lo comieron con patatas y volvieron a poner de religión oficial el culto a Amon. Luego llegó al trono el general Horemheb, y el muy traidor, habiendo estado antes al lado de Akhenatón, destruyó toda su obra cuando le coronaron faraón. Su intención era que la historia le recordase como heredero directo de Amenhotep III.

Por encima de mi cadaver.